viernes, 20 de febrero de 2009

Una historia de amor más (Parte II)


Aquella noche fue una de las más extrañas de Laura, dio vueltas continuamente en la cama, acariciando a la persona invisible que se encontraba junto a ella, derramando unas pequeñas lágrimas debido a que él no estuviera allí esa noche, y porque no lo estaría nunca más.
Pasaron los meses y ella continuó sin encontrar a nadie y sin querer hacerlo. Si una persona con la que se suponía que debía de tener una confianza total y recíproca la engañaba, ¿En quién podría confiar de esa manera?
Una mañana de Septiembre, Laura se despertó con un extraño presentimiento que ni siquiera ella sabía que significaba. Se levantó y cogió el periódico del día anterior, el cual no había leído, mientras tomaba su té. Le gustaba mucho leer las columnas de opinión, era su parte favorita del periódico. Mientras pasaba las páginas se fijó en un pequeño anunció que se encontraba en la parte baja de los Clasificados. Era un anuncio sobre un curso para mejorar el talento creativo en cuanto a la literatura.
Ella era gran aficionada a la literatura, tanto si leía como si era ella misma quién escribía sus propias historias. Sin embargo nunca se había considerado lo bastante buena como para escribir algo que fuera lo suficientemente bueno como para ser publicado.
Aquel taller se hacía en un piso del centro de la ciudad, no era demasiado caro y no le ocuparía demasiado tiempo. Sería una buena idea mantenerse ocupada con eso. Aparte de que le impediría pensar demasiado en Julio le serviría para mejorar como escritora.
A la mañana siguiente llamó al número de teléfono que aparecía en el anuncio y le respondió una voz suave pero masculina.
-¿Si?
-Hola, verá, me gustaría apuntarme al taller sobre literatura y me gustaría informarme sobre las horas, el horario….
-Esta bien, si quiere puede pasarse por aquí esta misma tarde sobre las cinco y media y, si le convence, podrá entrar a su primera clase una hora más tarde.
-Muy bien allí estaré, gracias.
-A usted.
Aquella tarde el sol se vio invadido por una espesa capa de nubes que encharcaron con sus aguas la ciudad completamente.
Cuando Laura llegó al piso tocó a la puerta y esperó a que le abrieran. Cuando abrieron fue como si el tiempo se detuviera un microsegundo. Un hombre de unos veinticinco años había abierto la puerta. Los cortos rizos de color castaño coronaban aquella cabeza, en la cual lo primero en que se fijó Laura fueron sus penetrantes ojos verdes y luego en su pelo, del resto de la cara ni se dio cuenta.
-Pasa –dijo él echándose a un lado y dejándole espacio.
Laura por fin volvió en si y pasó al interior –Gracias.
El hombre la condujo a lo que debía ser su estudio, ya que aquello era una casa no un piso exclusivamente para dar clases.
Cuando se sentó, Laura no podía evitar mirarle a los ojos pero cuando él empezó a hablar se dio cuenta de los rasgos perfectamente definidos que tenía y de esa barba de dos días que la volvía loca.
-Bueno, entonces tú querías que hablásemos sobre horarios, precios y demás ¿no?
-Si, -Respondió ella tímidamente, –me… interesaría sobre todo un horario lo más tarde posible.
-De acuerdo, en ese caso sería de… nueve a diez. ¿Te parece bien?. En cuanto al precio, es el que venía en el anunció no tiene variantes de ningún tipo –sonrió y se mostró aún más apuesto de lo que ya era.
-Esta bien –dijo Laura sonriendo también. Aquel tipo, aunque no le conociera de nada, parecía sacar la cara más alegre de ella.
-Pues bien, si quieres puedes quedarte para la clase que hay ahora o venir ya a la última, yo te lo digo para que no pierdas más tiempo hoy entre que te vas y luego vuelves de nuevo.
-Vale, vale, me quedare a la de ahora –sus mejillas se encendieron. Se sentía como una colegiala al sentir la presión del primer amor en sus mejillas.
-Bueno, pues puedes acomodarte en el salón, allí se darán las clases –dijo él mientras la invitaba a levantarse y a seguirle.
La casa esta decorada con suma exquisitez. Cuadro modernos pero bellos, no una de esas muestras de arte moderno en la que se malgasta un lienzo en blanco para poner un punto negro en el medio. Los colores que decoraban las paredes eran un verde lima y una categoría de naranja que se enlazaba perfectamente con el verde intercambiándose con él en algunos lugares. Los muebles del salón eran muy modernos, pero al igual que los cuadros, muy hermosos. En una de las paredes laterales de la habitación había una gran y hermosa chimenea que daba luz y calor a toda la estancia.
Se sentaron en un sofá pegado a un pequeño balcón cerrado y se quedaron allí, solos, en aquella hermosa habitación, sin saber que decir.
-Perdona por no presentarme, soy Álvaro –se acercó y le dio dos besos y justamente en el momento en que su cara rozó la de Laura su cara también se encendió, al igual que la de ella.

1 comentario:

Cora Recio dijo...

Ohhhhh!! por ahora va bien la cosa eeem!! jajajaja pero va a continuar??? xD y ella como es exactamente!?? solo has puesto que es pelirroja y yo tengo curiosidad xD el novio enonces le puso los cuernos de verdad?? que lastmilla...yo pense eso es que era pa la madre y ella se ha montao su pelicula xD