31 Today

Por favor el video ni lo mireis porque en fin, no merece la pena... pero la canción esta bien.
31 Today-Aimee Mann


He aquí que acabó otro año. Los días han pasado rápidos en unos casos y lentos en otros. De este año creo que todos nos podemos llevar recuerdos buenos y malos aunque bueno, siempre predominan unos u otros. Este año ha estado marcado sobre todo por los recuerdos malos, comenzó mal y... bueno, aunque apenas falten unas horas para que termine aún no sé cómo acabará. Unas veces aprendemos algunas cosas y luego las olvidamos, otras quedan grabadas a fuego en la memoria impidiendote volver a cometer el mismo error de nuevo, sin embargo, ¿Es posible que esos recuerdos nos priven de un algo?
Pero bueno ahora es hora de mirar al futuro y... la verdad es que creo que se ofrece un futuro prometedor, por lo menos a mí, aunque claro, nunca se sabe lo que puede ocurrir y no podemos controlar lo que ocurre a nuestro antojo, una pena.
Con todas estas divagaciones me despido de este año, que la verdad es que tengo ganas de que termine ya.
¡Adiós 2008!

El otoño

Digamos adiós al otoño. Las hojas teñidas de castaño serán llevadas por el viento y ya no volverán hasta que los nuevos brotes agonicen y caigan a los pies de los árboles que les vieron crecer. Digamos adiós a los recuerdos de un otoño que nos acompañó durante un breve periodo de nuestras vidas y, en algunos casos, presenció alguno de los momentos más hermosos de nuestra vida. Las nubes están llegando y con su lluvia y sus nieves se llevaran de nuestro corazón los últimos resquicios de esta estación. A la vuelta del tiempo volveremos a pasear por interminables caminos teñidos de castaño, por interminables caminos rodeados de musas teñidas de vejez, pero eso ya será, en el otoño que viene.

Quiero extirparte de mí

-Quiero extirparte de mí. Pero no puedo, me es imposible. Te has aferrado a mi alma de tal manera que ya es tan difícil echarte de ella que a veces pienso que es imposible. Por favor, márchate, déjame andar, deja de torturarme en mis recuerdos y de aumentar el ritmo de los latidos de mi corazón cada que pienso en aquello que tuvimos y a la vez recuerdo todas aquellas mentiras, todos aquellos engaños, toda aquella farsa.... Márchate, para no volver nunca más. Nunca más.
Él me miró fijamente. -¿De verdad quieres eso?, ¿Podrás aguantar cada mañana el despertarte sabiendo que yo no estaré a tú lado? Yo ya te he dicho que lo siento, lo he sentido todas las veces que te he mentido pero eran necesarias.
-¿Necesarias? ¿Para qué?
-Para no hacerte daño.
-No…, no…, ya he… caído demasiadas veces en tus mentiras. Esta vez pienso superarlo porque sé que…, sé que merezco algo mejor que tú.
-¿Entonces por qué me dices esto? ¿Por qué necesitas explicármelo?
Ella simplemente se mantuvo en silencio, dio media vuelta y se marchó una vez más, aunque ella no lo supiera, sobre sus pasos, esperando a que llegase el momento en que por fin elegiría otro camino y podría correr en libertad.

Como la primera vez

Nunca pensamos que ese será el último beso que demos por lo que no intentamos que ese sea más dulce que ningún otro. Nunca pensamos que esa será la última vez que hablaremos con él y por eso mismo preferimos guardarnos cosas para decírselas más adelante, creyendo que aún nos queda un largo camino. Nunca pensarás que esa será la última vez que andaremos juntos por esa senda que nos condujo a la felicidad.
Aprovechemos cada momento junto a nuestra pareja, dediquémosle cada sonrisa como si fuera la primera, besemos como si fuera el último beso que diésemos en nuestra vida, disfrutemos como la primera vez…

Olvidar el pasado

De nuevo algo de música





Cristina miraba aquellas cartas de amor que aún le recordaban a él. Se levantó de la cama y abrió el armario. Se prometió en un momento que nunca vería aquellas fotos de nuevo. Las fotos de ellos dos cuando aún estaban juntos, cuando sus corazones eran todavia uno. Abrió aquella caja y sacó las fotos de nuevo. Nunca las tiró porque pensó que era mejor no olvidarlo, que era parte de su vida, que lo había superado, que ya todo había acabado pero no era así. De vez en cuando le echaba de menos y necesitaba ver aquellas fotos y leer aquellas cartas. Se sentía estúpida cuando lo hacía pero si no lo hacía se sentía aún más estúpida por sentir lo que sentía. ¿Cómo podía echarle de menos después de todo lo que había hecho? Después de haberle mentido en tantas cosas, después de haberle prometido con bellas palabras cielo y tierra y luego no darle nada.
"Un clavo saca a otro clavo", eso decían. Cristina aún estaba esperando a que este llegara.
Hay personas que, a pesar de que no lo queremos, se aferran a nuestra vida y nos impiden seguir caminando durante un tiempo.

Devuelve lo que nunca fue tuyo, devuelve la parte de mi alma que te llevaste contigo...

Relato de un amor ignorante

Un video de música para acompañar a este relato mientras lo leeis.






Pip…, pip…, pip….
El sonido de aquella máquina marcando el pulso de Miguel llenaba la estancia. Fuera llovía, pero eso carecía de poca importancia en ese momento. José apretaba con fuerza la mano de Miguel mientras miraba fijamente al médico. Al fin este habló:
-Yo… me temo que… lo que padece Miguel no es gripe….
José apretó con más fuerza la mano que sostenía, la cual temblaba levemente. Miguel miró al médico:
-Dígamelo claramente.
-¿Sin… anestesia? –repuso el médico.
Miguel asintió.
-Me temo que estas infectado de VIH. La mayoría de las personas recién infectadas con VIH experimentan síntomas "similares a los de la gripe" durante esta etapa. Estos síntomas que, generalmente duran pocos días, pueden incluir fiebre, escalofríos, sudores nocturnos y erupciones en la piel.
Miguel ni se inmutó cuando escuchó todo eso, ni siquiera notó cuando José soltó su mano y salió de la habitación con los ojos encharcados en lágrimas.
El médico posó su mano sobre el hombro de Miguel, -Lo siento mucho., Y dicho eso se marchó.
Laura, la hermana de Miguel se acercó a él y le pasó el brazo por encima de los hombros y le besó en la frente mientras intentaba contener aquellas lágrimas que intentaban escapar. Sin embargo él no pudo contenerlas y lloró desconsoladamente mientras su pulso se aceleraba cada vez más. Finalmente le dieron unos calmantes y cayó dormido aún con los ojos húmedos de haber llorado.
La luna restó protagonismo al sol poco a poco y finalmente anocheció dejando un manto estrellado.
Laura al notar que José no volvía salió a buscarle. Lo encontró en la puerta del hotel sollozando.
-¿Qué haces aquí?
-No… no puedo entrar. No puedo mirarle a los ojos después de lo que he hecho. Esta así por mi culpa.
Laura lo miró con repugnancia.
-No puedo creerlo. No te voy a negar que te odie porque sí, te odio, por tu culpa mi hermano morirá irremediablemente, pero lo que más me cabrea es que seas tan cobarde y tan gilipollas de no poder entrar en esa habitación y decirle cuanto lo sientes, decirle que le acompañarás en el duro camino que le espera, decirle que le quieres, decirle… decirle que estarás siempre que él lo necesite.
Él la miró con tristeza en sus ojos.
-Lo siento, pero… no puedo.
Dio un paso, luego otro, y otro, y sin darse cuenta echó a andar dejando atrás al que él había creído como el amor de su vida, la persona por la que lo daría todo.
La lluvia lo caló por completo aunque apenas la sintió ya que ya estaba calado por el dolor y la culpabilidad, y por lo más importante, por la cobardía.
Laura observó como José se marchaba sin dar crédito a lo que estaba viendo. Cuando por fin volvió en si y noto que se estaba mojando entró de nuevo al hospital y pensó la manera en que debería decirle que José se había marchado. Cuando entró en la habitación le observó, aún dormía. Decidió que se lo diría al despertar, le dejaría ser feliz durante un poco más de tiempo. Le dejaría ser feliz en su ignorancia. Esbozó una sonrisa y acarició sus cabellos....

Porque a veces la felicidad más pura es aquella que nos proporciona la ignorancia.

Necesitamos a alguien.

Porque a veces necesitamos un hombro sobre el que apoyarnos, porque a veces necesitamos que nos den un abrazo sin necesidad de tener que pedirlo, porque a veces necesimos estar callados, escuchando lo que ocurre a nuestro alrededor y con la única necesidad de sentir la presencia del otro a nuestro lado, porque a veces necesimos sentirnos completos teniendo a la otra persona, porque a veces necesitamos que nos escuchen sin necesidad de tener que hablar...

Porque siempre necesitamos a alguien, a alguien que nos acompañe por nuestro camino y nos tienda la mano si caemos y no podemos levantarnos solos, que nos ayude a escalar las escarpadas montañas que encontremos, que nos ayude a no sentirnos solos en ningún momento.

Porque siempre necesitamos a alguien.

Nuevo blog

Pongo aqui que he abierto un nuevo blog, a parte de este, para hablar del mundo, de como avanza, de las críticas a la política, a la sociedad, a la religión... pero por supuesto continuare escribiendo este.
http://reflexionessobreunmundoprefabrica.blogspot.com/

Love is like music

Una dulce melodía que acontece lo acaecido,
Una dulce melodía que me hace caer rendido,
Un órgano extirpado, arrancado…

La dulce idea de una quimera,
De un imposible de otra era,
Del sueño de un iluso de este tiempo.

El cálido sabor de los besos,
Lejanos quedan ahora ellos,
Los recuerdos de un afecto
Que nos dañó a ambos…

Una dulce melodía que nos acompañó,
Una dulce melodía que nos hirió
Y que a la vez nos alivió.

Todo queda ahora soñado,
Una dulce melodía que nos ayudara
A olvidar aquella soñada quimera…

Exactamente el amor es como la música, nos puede elevar a nuestra máxima esencia y, por el contrario, puede robarnosla.

A veces deseamos que esa dulce melodía que encandila nuestros oídos no pare nunca y cuando esta lo hace, deseamos que no se escuche durante mucho tiempo ya que los ecos de aquella música nos devolveran a nuestro pasado, ya inexistente, y lo único que podremos hacer será añorarlo con dolor y congoja. Por esto mismo cuando la música pare deberemos cambiar de canción, deberemos querer cambiar de canción ya que sino nuestra composición acabará inconclusa.

No somos más que breves notas musicales en una composición eterna.

El tiempo

La noche comenzaba a caer lentamente haciendo que el horizonte se tiñiese de un color naranja y rosado. El aire invernal entraba por la pequeña rendija de aquella ventana abierta.
-Tranquilo, habrá otras oportunidades. Habrá otras personas. Todavía somos jovenes, tenemos tiempo.
Yo negué con la cabeza.
-No, no lo tenemos -susurré.
-¿Cómo?
-No somos jovenes, no tenemos tiempo. Todo esto no es más que un suspiro, no dura más que el aleteo de una mariposa. No somos jovenes porque nunca llegamos a serlo totalmente.
-¿Por qué dices eso?
-Porque únicamente estoy seguro de que esto es lo que hay. No sé si habrá algo después, nadie puede asegurarlo. Por eso te digo que no tenemos tiempo, que debemos aprovecharlo y que yo no lo hago.
-¿Cómo que no lo aprovechas?
-Miles de personas obtienen la satisfacción de acostarse con quienes quieren sin ninguna atadura, sin ningún sentimiento más. Obtienen lo que quieren rápidamente mientras que yo no puedo. Yo no puedo hacer eso, mi personalidad no va con eso, ojala yo fuera así. Sin embargo, yo tengo que esperar y esperar a que algún día me cruce con alguien que cumpla mis expectativas, expectativas que van más allá de esto, de ti y de mi. No es justo. El tiempo se me escapa de los dedos y yo no puedo retenerlo, no puedo pedirle que se detenga un instante para esperarme...
Él siguió conduciendo en aquel manto de oscuridad mientras yo contibuava divagando para mis adentros.

Amanecer

Tejiendo astros en el anochecer,
Pensando en incertidumbre y dolor,
En decepción y en amado calor,
Calor llegado en el amanecer.

Algo que te contraria aparecer,
La tormenta del dolor sin clamor,
Singular fantasma falto de amor,
Falso, frío e inerte amanecer.

Estoico corazón al fin vencido,
Herido, desgarrado y tan cansado,
Opaco corazón malavenido.

Llegada la adorada curación,
Corazón querido por el amado,
Amanecer de la resurrección.

El chico de la última fila

Pensamos que el tiempo pasa rápidamente, que todo no es más que un destello fugaz, algo que las mareas de tiempo se llevarán en un suspiro y tenemos razón, deberíamos exprimir cada segundo para poder sacar el máximo jugo a la vida, para que mientras nos encontramos a un paso de la muerte podamos sonreir para decir, "Si, esto se acaba pero, durante todo lo que he vivido o he hecho al máximo".
Actualmente la gran mayoría de las personas piensan así y actúan en consecuencia dicen "te amo, te quiero" con gran facilidad y llegan a sus sabanas rápidamente sin tener que decirlo en a gran mayoría de los casos. Por desgracia yo no soy uno de ellos, yo soy el estúpido que se queda en la útima fila del cine esperando a ver si hay una continuación, yo soy la excepción, yo, definitivamente, soy estúpido. Espero a que venga el hombre de mi vida a susurrarme "te quiero" al oído mientras oímos como la lluvía golpea los cristales. Yo soy aquel que no disfruta de la vida a todo momento y busca un imposible.